¿Se puede enseñar la felicidad? Un artículo nos indican que así es, y para demostrarlo a continuación presentamos una vista global de las investigaciones que han revelado determinadas vías posibles. Si la felicidad vital viene determinada, a cualquier nivel, por ciertas características de la personalidad, de una elección o de una actitud susceptibles de ser modificadas mediante el aprendizaje, resulta entonces razonable pensar que la felicidad se puede aprender. Los investigadores interesados en la posibilidad de educar para la felicidad, se plantean tres preguntas. Primero: ¿Podemos identificar algunos rasgos característicos de la gente feliz, rasgos que podrían ser transmitidos y enseñados a otras personas? Segundo ¿pueden estas personas aprender a desarrollar esos rasgos? Y tercero: si así lo hicieran ¿serían efectivamente más felices?
En efecto, si existen ciertos rasgos comunes en la gente feliz que los demás podríamos aprender, ¿Cuáles son y cómo podemos instruir a los demás para que sean capaces de enseñarlos?
Se han identificado 14 rasgos asociados a la felicidad, que llamaron "los catorce rasgos fundamentales de la felicidad"
Rasgos fundamental 1: ser más activos
Rasgos fundamental 2: dedicar más tiempo a la vida social
Rasgos fundamental 3: ser productivo en un trabajo destacado
Rasgos fundamental 4: organizarse mejor
Rasgos fundamental 5: dejar de agobiarse
Rasgos fundamental 6: adecuar correctamente las expectativas y las aspiraciones
Rasgo fundamental 7: desarrollar un pensamiento positivo y optimista
Rasgo fundamental 8: estar centrado en el presente
Rasgo fundamental 9: trabajar en busca de una personalidad sana
Rasgo fundamental diez: desarrollar una personalidad atractiva
Rasgó fundamental 11: ser uno mismo
Rasgo fundamental 12: eliminar los sentimientos negativos y los problemas
Rasgo fundamental 13: La relaciones íntimas son la primera fuente de felicidad
Rasgo fundamental 14: apreciar la felicidad
Contrariamente a las primeras investigaciones sobre la felicidad, las cuales se centraban en gran parte en las características de las personalidad de la gente feliz, la investigación de la última década se ha interesado más bien en las correlaciones entre el bienestar y los factores más globales, socioeconómicos. Apenas se disponen de datos que pudieran fundamentar una educación para la felicidad. La decepción de los investigadores frente a esos datos objetivos sobre la felicidad ha conducido a algunos a adoptar la opinión de que una gran parte, cuando no la totalidad de la felicidad de una persona descansa en una predisposición genética.
LUCÍA BELTRÁN COBO
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