Está ampliamente demostrado por multitud de estudios que controlando la respiración puede regularse la tasa cardiaca y la presión arterial. En esté hecho se basan algunas de las principales técnicas de relajación. Hoy nos centraremos en una de las más sencillas pero también una de las más eficaces y utilizadas; la respiración diafrágmática.
El diafragma separa la cavidad torácica de la abdominal y sirve de plataforma a los pulmones. Durante la inhalación el diafragma baja y los pulmones se llenan de aire mientras que en la exhalación con la salida del aire el diafragma vuelve a ocupar su posición original.
Este tipo de respiración es característica en niños de muy corta edad ya que a medida que crecemos tendemos a respirar de forma más rápida y superficial. En momentos de ansiedad, las respiraciones se aceleran y se vuelven menos profundas.
Veamos pues como se realiza esta respiración:
- Es aconsejable comenzar a prácticarla tumbado y a medida que se vaya controlando intentar ir cambiando de postura, sentado para al final poder incluso realizarla de pie.
- Afloja cualquier prenda que te apriete
- Separa ligeramente los pies. Apoya una mano sobre el abdomen y otra sobre el pecho. Toma aire por la nariz y suéltalo por la boca.
- Concéntrate en tu respiración e intenta ser consciente de que mano esta subiendo y bajando en cada momento. Cuando llegué a dominarse será solo la mano del abdomen la que se mueva.
- Expulsa el aire suavemente
- Toma aire mientras cuentas lentamente hasta 3 e intentas levantar el abdomen.
- Para un segundo después de haber inspirado
- Suelta el aire lentamente por la boca contando hasta tres
- Cuando controles esta cadencia puedes intentar hacerlo contando hasta cuatro.
Pedro Cortés
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