En estos días no hacemos más que escuchar hablar del llamado "Síndrome
postvacacional" para referirnos a esa tristeza, apatía que se derivan de
la dificultad para adaptarnos después de volver de vacaciones. En
realidad, y es lo primero que conviene aclarar, este llamado "síndrome"
no se encuentra reconocido como tal. Tanta es la controversia con
respecto a este tema que no existe una definición unánime para referirse
a este malestar. En este sentido nosotros la definiremos como: " Las
consecuencias físicas, mentales, sociales y emocionales que se derivan
de las dificultades de adaptación de nuevo a la vida activa".
Las principales consecuencias del "Síndrome postvacional" son:
- Debilidad generalizada
- Apatía y ausencia de iniciativa
- Insomnio y somnolencia a lo largo del día
- Limitada capacidad de concentración
- Angustia vital
- Habitualmente puede aparecer un cuadro depresivo
- Las relaciones sociales pueden verse afectadas
- Mayor agresividad
- Inseguridad y frustración
La intensidad en la que pueden presentarse estos síntomas suele ser
variable aunque existen algunas situaciones que pueden predisponernos a
padecerlo y/o a agravar los síntomas como son la falta de motivación por
el trabajo o unas vaciones excesivamente largas y en las que no se descansa los suficiente.
Para evitar este malestar lo recomendado es intentar prevenir su aparición. Con este fin os hacemos algunas sugerencias:
- Mantener cierto horario: Esto permitirá que sigamos con cierto biorritmo haciendo que sea más fácil la vuelta a la rutina.
- Adaptación progresiva: Cuando se acerqué el final de las vacaciones intentar volver a la rutina de forma progresiva puede ayudarnos mucho.
- Evitar una excesiva motivación en las vacaciones: Esto implica no vivir siempre pensando en las vacaciones.
- Mantener nuestras aficiones todo el año, incluso en verano.
- Intentar elaborar un plan de acción para enfrentarse a la vuelta la trabajo y a las dificultades que puedan aparecer en él.
Pedro Cortés
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