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jueves, 27 de febrero de 2014

LOS PROBLEMAS MENTALES CAUSAN MAYOR ESTIGMA EN LAS FAMILIAS QUE LOS PROBLEMAS FISICOS



Un estudio realizado en España y en otros 27 países, encontró que las familias donde un miembro tiene una condición mental sufren más discriminación que las familias que tienen un miembro con una enfermedad física.

Otras investigaciones habían estudiado la vergüenza internalizada y el estigma sufrido por el individuo con un trastorno mental. Lo que aporta este nuevo estudio es una evaluación del grado en que un miembro de la familia puede sentirse avergonzado cuando un familiar cercano sufre de problemas de alcohol, drogas u otras condiciones mentales versus las enfermedades médicas generales. Los familiares de los pacientes con problemas mentales sienten más estigma que aquellos con condiciones físicas.

Los resultados fueron presentados en la revista Psychological Medicine y muestran que ambas situaciones (físicas y mentales) agregan un peso extra a los miembros de la familia. “Sin embargo, lo más notable es que los familiares de los pacientes con problemas mentales sienten más estigma que aquellos con condiciones físicas”, sostiene Jordi Alonso, investigador español que formó parte de las evaluaciones.


La OMS explica que las personas que sufren de condiciones mentales están expuestas a considerables violaciones de los derechos humanos en todo el mundo. Además, esta estigmatización pone en riesgo el tratamiento y aísla a los individuos que sufren.
“Las personas con enfermedades mentales tienen que afrontar diariamente la discriminación en la educación, el trabajo y la vivienda. En algunos países ellos sufren de distintos tipos de abusos como por ejemplo: la negación del derecho a votar, casarse o tener hijos.

¿Cómo podemos reducir o eliminar la discriminación respecto a la salud mental? La OMS propone las siguientes estrategias:
·         Incrementar la conciencia de la población;
·         Mejorar los derechos humanos en los servicios de salud mental;
·         Empoderar a los usuarios de los servicios de salud mental y sus familias;
·         Reemplazar las instituciones psiquiátricas por servicios de salud comunitarios;
·         Mejorar la inversión y adoptar políticas, leyes y servicios que promuevan los derechos humanos en esta población.

Los datos demuestran que todavía existe una tendencia internacional de estigma sobre las enfermedades mentales y nos recuerdan que debemos iniciar campañas anti-estigma que incluyan no sólo a los individuos sino también a la familia como foco de atención.

Olga García 

jueves, 6 de febrero de 2014

LAS AGNOSIAS



¿Cómo sería la vida de una persona que ve perfectamente, pero que no es capaz de reconocer los rostros de sus seres queridos? ¿Y el caminar por una calle percibiendo cada detalle pero sin darnos cuenta de que es el barrio por el que transitamos cada mañana? Esto es lo que le ocurre a los pacientes que sufren de agnosia.

La agnosia consiste en la incapacidad o la pérdida de la facultad para reconocer personas o cosas. Implica un déficit en la atribución de significados a estímulos sensoriales. En estas personas los órganos sensoriales encargados de la visión, audición o el tacto funcionan correctamente. Sin embargo, se ve afectada la última fase del proceso perceptivo, en las áreas asociativas de la corteza cerebral. 

Existen distintos tipos de agnosia. Por un lado, existe la agnosia auditiva, en aquellos pacientes que no pueden reconocer estímulos que se reciben por la vía auditiva. En el caso concreto de la amusia, lo que se afecta es el reconocimiento de las características musicales como el tono, la melodía o el ritmo. También existen la agnosia olfatoria o anósmica, y la asterognosia, que impide el reconocimiento de los objetos a través del tacto. Tal vez la versión más dramática sea la agnosia visual, pues quienes la presentan no reconocen las caras ni los objetos de su día a día. 

La agnosia visual suele ser frecuentemente el resultado de una lesión en el cerebro, concretamente en las áreas receptoras secundarias situadas en el tálamo. Esta lesión puede deberse a un traumatismo craneoencefálico, a un accidente cerebrovascular (ictus), meningitis, demencia, intoxicación por monóxido de carbono u otros desórdenes neurológicos.

Dentro de la agnosia visual hay diferentes síntomas que o no experimentarse y constituir un síndrome. Muchos de ellos constituyen en sí mismos diferentes subtipos de agnosias. Lissauer propuso una clasificación de las agnosias según su etapa perceptiva. Distinguimos de esta manera dos tipos:

- Agnosia visual aperceptiva: El cerebro recibe bien la imagen pero es incapaz de acceder a su estructuración perceptiva (completar formas, emparejar objetos similares…). Interpretan la imagen como las piezas de un puzzle sin montar, siendo incapaces de ver la imagen como un todo. Las personas son conscientes de los objetos (saben qué es un paraguas ya que lo han visto anteriormente y lo han usado) pero si ven uno cerrado pueden decir que es un bastón (si ven el mango).

- Agnosia visual asociativa: Los sujetos poseen integridad de la percepción pero poseen un problema de reconocimiento de lo que ven. Los pacientes pueden describir escenas visuales y clases de objetos, a pesar de no poder reconocerlos. Pueden, por ejemplo, saber que un tenedor es algo con lo que comen, pero podrían confundirlo con una cuchara. 

De momento no existe ningún tipo de cura para la agnosia visual, pero una rehabilitación puede mejorar sensiblemente la situación de quienes lo sufren. 

Sonia Estrella 

jueves, 23 de enero de 2014

PROBLEMAS DE SUEÑO

El descanso es esencial para nuestro organismo tanto o más, que hacer deporte o una alimentación saludable. Un descanso adecuado nos va permitir cumplir con los requerimientos de la vida diaria, además nos va a permitir controlar el estrés y tener un mejor estado de ánimo.

Un sueño adecuado implica dormir entre 7 y 8 horas y alcanzar un sueño profundo en ese periodo. Entre los efectos de un descanso adecuado están: estar más descansado, tener un mejor estado físico, aprovechamos mejor nuestras capacidades cognitivas o tener una vida más activa y un mejor humor.De manera, que si no descansamos bien podemos experimentar: falta de energías. irritabilidad, dificultad de concentración, cansancio o incluso problemas gástricos.

Para evitar estos problemas conviene tener una buena higiene del sueño la cual implica crear mejores hábitos del sueño. Entre las medidas que podemos tomar para evitar problemas de insomnio y descansar mejor están: 
  • Mantener un horario fijo para levantarse y acostarse
  • Permanecer en la cama el tiempo necesario para dormir, estar demasiado tiempo en la cama puede provocar un sueño más ligero.
  •  Evitar la siesta. En casos concretos, esta no debería ser mayor de 30 minutos.
  • Evitar la cafeína, la teína, el alcohol y el tabaco.
  • Hacer ejercicio regularmente
  • Controlar la temperatura, el ruido y la luz del dormitorio
  • El hambre y las comidas abundantes pueden alterar el sueño
  • Utilizar la cama solo para dormir
  • Evitar ejercicios intensos dos horas antes de irse a dormir.
Pedro Cortés

jueves, 9 de enero de 2014

EL SINDROME POSTVACACIONAL

En estos días no hacemos más que escuchar hablar del llamado "Síndrome postvacacional" para referirnos a esa tristeza, apatía que se derivan de la dificultad para adaptarnos después de volver de vacaciones. En realidad, y es lo primero que conviene aclarar, este llamado "síndrome" no se encuentra reconocido como tal. Tanta es la controversia con respecto a este tema que no existe una definición unánime para referirse a este malestar. En este sentido nosotros la definiremos como: " Las consecuencias físicas, mentales, sociales y emocionales que se derivan de las dificultades de adaptación de nuevo a la vida activa". 
Las principales consecuencias del "Síndrome postvacional" son: 
  • Debilidad generalizada 
  • Apatía y ausencia de iniciativa
  • Insomnio y somnolencia a lo largo del día
  • Limitada capacidad de concentración 
  • Angustia vital
  • Habitualmente puede aparecer un cuadro depresivo
  • Las relaciones sociales pueden verse afectadas
  • Mayor agresividad
  • Inseguridad y frustración
 
La intensidad en la que pueden presentarse estos síntomas suele ser variable aunque existen algunas situaciones que pueden predisponernos a padecerlo y/o a agravar los síntomas como son la falta de motivación por el trabajo o unas vaciones excesivamente largas y en las que no se descansa los suficiente. 
Para evitar este malestar lo recomendado es intentar prevenir su aparición. Con este fin os hacemos algunas sugerencias: 
  • Mantener cierto horario: Esto permitirá que sigamos con cierto biorritmo haciendo que sea más fácil la vuelta a la rutina. 
  • Adaptación progresiva: Cuando se acerqué el final de las vacaciones intentar volver a la rutina de forma progresiva puede ayudarnos mucho.
  • Evitar una excesiva motivación en las vacaciones: Esto implica no vivir siempre pensando en las vacaciones. 
  • Mantener nuestras aficiones todo el año, incluso en verano.
  • Intentar elaborar un plan de acción para enfrentarse a la vuelta la trabajo y a las dificultades que puedan aparecer en él. 
 Pedro Cortés

jueves, 14 de noviembre de 2013

ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL EN EL BIENESTAR PSICOLOGICO Y EMOCIONAL

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es una enfermedad autoinmune, inflamatoria y crónica que envoluciona en forma de brotes (fase activa) de intensidad y duración muy variable alternando con remisiones (fase inactiva) de duración también variable.
Engloba la Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa.

En España se diagnostican 2000 nuevos casos al año de EII; más de 15 de cada 100.000 españoles padecen Enfermedad de Crohn y más de 10 de cada 100.000 sufren colitis ulcerosa. La incidencia de la EII aumentó en España en casi un 200 por ciento de pacientes menores de 18 años.

La Enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier parte del tubo digestivo, desde la boca al año. Las manifestaciones más frecuentes son las intestinales, y dependen de la localización y las complicaciones: dolor, diarreas con o sin moco y sin sangre, fisura y úlceras, cansancio, falta de apetito, fiebre, pérdida de peso y vientre hinchado.

La Colitis Ulcerosa puede afectar al intestino grueso (colon). Los síntomas más frecuentes son: diarreas, con moco y sangre, dolor de vientre, perdida de peso y debilidad.


Los síntomas extraintestinales más frecuentes son:

- Anemia: presentándose en casi el 60% de los pacientes.
- Osteoporosis: se estima que está entre el 30 y 50%.
- Espondilitis Anquilosante: representa el 2-6%. Es una enfermedad crónica que involucra inflamación de las articulaciones entre las vértebras de la columna y las articulaciones entre la columna y la pelvis.


Causas de la EII: no hay una sola causa que explique el origen de estas enfermedades.

- Genes de susceptibilidad: en la actualidad no se puede explicar el origen de la enfermedad por la existencia de un sólo gen alterado; los factores genéticos son múltiples y actúan a distintos niveles, relacionados con la gravedad y la extensión de la inflamación.
- Factores inmunológicos: un posible agresor microbiano (intestinal), activa a las células inmunes de nuestro intestino, y estas células desencadenan una respuesta defensiva. El problema surge porque los pacientes con EII se caracterizarían por sus respuestas inmunes exageradas, y en vez de eliminar al agresor, se dedicarían a mantener una defensa perpetua en el intestino.
- Células de Paneth: presentes en el intestino delgado, siendo claves en la inflamación intestinal en ciertos pacientes con Enfermedad de Crohn.

Podemos concluir que no hay una sola causa que produzca cualquiera de las variantes de EII. Estas enfermedades aparecen en individuos genéticamente predispuestos en los que la conjunción de factores ambientales exteriores y las bacterias intestinales producen una respuesta inflamatoria intestinal anómala que se perpetúa en el tiempo, produciendo la enfermedad.

Hay estudios que señalan que muchos de estos pacientes presentan depresión o ansiedad tras el diagnóstico. Las repercusiones que tiene la enfermedad sobre la calidad de vida de los enfermos (incapacidad para trabajar, retraimiento social, cambios en la vida familiar y social...) influyen en la valoración personal que hace el paciente de sí mismo.

La aparición de estas alteraciones psicológicas, que son secundarias a la enfermedad, dificultará aún más la calidad de vida del paciente e influirá considerablemente sobre su estado de salud física. Un empeoramiento de la enfermedad traerá, como consecuencia, un deterioro en el estado de ánimo, por lo que puede producirse un círculo vicioso entre la enfermedad física y la reacción emocional.
En cuanto al estrés, hay pocas dudas acerca de la influencia que tiene éste sobre la respuesta inmune de la mucosa intestinal, por lo que jugaría un papel importante como desencadenante y/o agravante de la sintomatología de estas enfermedades.

Un tratamiento psicológico completo consta de: información de la enfermedad, modelo de afrontamiento, técnicas de relajación, estrategia de solución de problemas, habilidades sociales, técnicas de distracción y reestructuración cognitiva. En definitiva, toda una serie de estrategias encaminadas conseguir que las personas que se muestran tristes, angustiadas y desesperanzadas aprendan que ellas pueden hacer algo para estar mejor e incrementar su calidad de vida pese al padecimiento de la enfermedad.

Rocío Gay