Un estudio realizado en España y en otros 27 países,
encontró que las familias donde un miembro tiene una condición mental sufren
más discriminación que las familias que tienen un miembro con una enfermedad
física.
Otras investigaciones habían estudiado la vergüenza
internalizada y el estigma sufrido por el individuo con un trastorno mental. Lo
que aporta este nuevo estudio es una evaluación del grado en que un miembro de
la familia puede sentirse avergonzado cuando un familiar cercano sufre de
problemas de alcohol, drogas u otras condiciones mentales versus las
enfermedades médicas generales. Los familiares de los pacientes con problemas
mentales sienten más estigma que aquellos con condiciones físicas.
Los resultados fueron presentados en la revista Psychological
Medicine y muestran que ambas situaciones (físicas y mentales) agregan un
peso extra a los miembros de la familia. “Sin embargo, lo más notable es que
los familiares de los pacientes con problemas mentales sienten más estigma que
aquellos con condiciones físicas”, sostiene Jordi Alonso, investigador español
que formó parte de las evaluaciones.
La OMS explica que las personas que sufren de condiciones mentales
están expuestas a considerables violaciones de los derechos humanos en todo el
mundo. Además, esta estigmatización pone en riesgo el tratamiento y aísla a los
individuos que sufren.
“Las personas con enfermedades mentales tienen que
afrontar diariamente la discriminación en la educación, el trabajo y la
vivienda. En algunos países ellos sufren de distintos tipos de abusos como por
ejemplo: la negación del derecho a votar, casarse o tener hijos.
¿Cómo podemos reducir o eliminar la discriminación
respecto a la salud mental? La OMS
propone las siguientes estrategias:
·
Incrementar la
conciencia de la población;
·
Mejorar los derechos
humanos en los servicios de salud mental;
·
Empoderar a los usuarios
de los servicios de salud mental y sus familias;
·
Reemplazar las
instituciones psiquiátricas por servicios de salud comunitarios;
·
Mejorar la inversión y
adoptar políticas, leyes y servicios que promuevan los derechos humanos en esta
población.
Los datos demuestran que todavía existe una
tendencia internacional de estigma sobre las enfermedades mentales y nos
recuerdan que debemos iniciar campañas anti-estigma que incluyan no sólo a los
individuos sino también a la familia como foco de atención.
Olga García
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