jueves, 16 de enero de 2014

SUICIDIO EN ADOLESCENTES

El suicidio es un fenómeno complejo y multidimensional que encuentra sus raíces en factores familiares, educativos, sociales, clínicos y psicológicos. Aunque las tasas de suicidios en España no son muy elevadas si las comparamos con las de otros países, el daño personal y social que provocan en términos de dolor a sus familiares y allegados y en años de vida perdidos justifican la mayor atención a este problema.
El suicidio es ya en muchos países del mundo las segunda causa de muerte entre los jóvenes y adolescentes; en España es la tercera, tras los accidentes de tráfico y el cáncer. Diariamente un joven se quita la vida en nuestro país.
Las razones individuales del suicidio son muy diferentes y si bien no hay una causa psicopatológica muy dominante en los antecedentes psicológicos de los adolescentes y jóvenes con tentativas suicidas, si es posible encontrar una serie de diagnósticos más frecuentes. Entre ellos deben señalarse los episodios depresivos (18,5%), los trastornos de adaptación (18,5%), y los trastornos de personalidad (7,4%). Otros investigadores, señalan como diagnósticos más frecuentes en adolescentes con tentativa de suicidio los trastornos de ansiedad, trastornos afectivos, trastornos de conducta y los trastornos de adaptación, siendo más infrecuentes los antecedentes de trastorno psicótico.

Se debe considerar las tentativas de suicidio como un problema de salud pública dado su elevado riesgo de repetición: casi un 40% de los jóvenes habían comunicado sus intenciones suicidas a alguna persona de su entorno. Las discusiones con sus padres son los factores desencadenantes más frecuentes (38,8%). Por ello, es preciso detectar y tratar los trastornos afectivos y psiquiátricos en los jóvenes, ya que les confiere un especial riesgo. Asimismo, es necesaria la máxima atención a los episodios depresivos y los trastornos de adaptación.
El tratamiento psicoterapéutico, individual o familiar, es imprescindible en los casos ya manifestados o detectados; pero el problema excede al sanitario si tenemos en cuenta que una parte importante de los suicidios ocurren sin ningún aviso o señal específica previa. Por ello, junto a la prevención clínica es necesaria la prevención social orientada a la reducción de los factores de riesgo y el refuerzo de los factores de protección de adolescentes y jóvenes.
La familia, la escuela y el trabajo son los tres medios en los que se mueven los jóvenes y adolescentes; y de ellos surgen la práctica totalidad de los intentos y logros suicidas. La desestructuración familiar, la inadaptación escolar y la marginalidad laboral y social son fuentes privilegiadas de riesgo de suicidio. La ignoracia y la indiferencia frente al problema son también factores que incrementan dicho riesgo.

ROCIO GAY PEREZ

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