Obsesiones. Son pensamientos perturbadores
e irracionales -- ideas o impulsos no deseados que se generan repetidamente en
la mente de la persona. Una y otra vez aparecen pensamientos molestos, por
ejemplo "Mis manos están contaminadas; me las tengo que lavar";
"Creo que dejé la estufa encendida"; "Voy a lastimar a mi
hijo." En cierto nivel, la persona sabe que estos pensamientos obsesivos
son irracionales, pero en otro nivel teme que los pensamientos sean verdaderos
y tratar de evitar esas ideas crea muchísima ansiedad.
Compulsiones. Son rituales repetitivos
como lavarse las manos, contar, revisar, acumular o arreglar cosas. La persona
repite estas acciones, quizá porque siente un alivio pasajero, pero no se
siente satisfecha ni tiene la convicción de que ha concluido la acción. Las
personas que sufren del trastorno obsesivo-compulsivo sienten que deben
realizar estos rituales o algo malo va a pasar.
En algún momento dado, la mayoría de las personas
tienen pensamientos o comportamientos obsesivos. El trastorno
obsesivo-compulsivo ocurre cuando alguien siente obsesiones y compulsiones
durante más de una hora todos los días, de una manera que interfiere con su
vida.
Este trastorno puede sufrirlo todo tipo de
personas sin importar su grupo social o étnico, o si es hombre o mujer. Por lo
general, los síntomas comienzan durante la adolescencia o en los primeros años
de la edad adulta.
Se ha acumulado gran cantidad de evidencia
científica que sugiere que el trastorno obsesivo-compulsivo es el resultado de
un desequilibrio químico en el cerebro. Durante muchos años, los profesionales
del campo de la salud mental supusieron erróneamente que el trastorno
obsesivo-compulsivo era el resultado de una "mala crianza" o de
defectos de la personalidad, pero en los últimos 20 años se ha comprobado que
esto no es cierto. Los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo no se alivian
con psicoanálisis ni otras formas de "terapia de conversación," pero
sí existe evidencia de que la terapia del comportamiento puede ser eficaz, ya
sea por sí sola, o combinada con medicamentos. Las personas
obsesivo-compulsivas con frecuencia dicen "por qué" tienen esas ideas
obsesivas o por qué se comportan compulsivamente, sin embargo, las ideas y los
comportamientos persisten.
Los investigadores clínicos han vinculado ciertas
regiones del cerebro con esta enfermedad. Han descubierto una fuerte relación
entre la sustancia química cerebral llamada serotonina y la obseso-compulsión.
La serotonina es un neurotransmisor que ayuda a que las neuronas se comuniquen
entre sí.
Asimismo, en personas que sufren de este
trastorno, los científicos han observado un aumento en el metabolismo de los
ganglios basales y el lóbulo frontal del cerebro. Los científicos creen que
esto causa movimientos repetitivos, pensamiento rígido y falta de espontaneidad.
Las personas que sufren el trastorno obsesivo-compulsivo con frecuencia también
tienen altos niveles de la hormona vasopresina. Para decirlo de manera más
sencilla, hay algo en el cerebro que se ha quedado "estancado", como
si fuera disco rayado.
Rocío Gay